Arrugaíto era un cactus joven y muy especial. Vivía en una llanura árida y semidesértica rodeada de montañas sin vegetación.
Arrugaíto tenía un problema no le gustaba nada de nada el sol. Le daba la espalda al amanecer cuando apenas salía.
Arrugaíto se encogía con los primeros rayos de sol y siempre parecía enfurruñado. Sólo estaba contento por la noche y los días muy nublados.
Arrugaíto crecía muy lentamente y sus compañeros le tomaban los pinchos por ser de pequeño tamaño y su mal carácter.
un día al atardecer, oyó una voz a sus espaldas.
Era un anciano cactus que le decía:
- Jovencito, el sol es amigo de todos los seres. Todos le necesitamos para vivir.
Fíjate en tus compañeros, en las lagartijas que duermen en tu sombra, en las mariposas e insectos que vuelan a tu alrededor.
Todos esta alegres menos tú.
Arrugaíto se paso aquella noche pensando. El viejo cactus tenía razón. El sol proporcionaba alegría a todos los seres menos a él.
Decidió cambiar de actitud para siempre.
FIN
María
María
3 comentarios:
Una historia muy chula la de los cacatus , un saludo.
Nacho.
gracias Nacho ahora entro en tu blog y te escribo otro comen tario.
MARÍA
ola maría me a encantado tu cuento chao a y denada jajajaja.
FMD:Miriam
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